Esta temporada Stéphane Rolland, entre sus inspiraciones encontró la caligrafía ancestral china llamada Caoshu. Una línea contínua de multiples densidades recuerda al diseñador, los maravillosos retratos del ilustrador inglés David Downtown; esos trazos de tinta se transforman en trenzas de satén y pliegues de origami en gazar y organza negra, colocados sobre el cuerpo y cubiertos de jersey como una segunda piel.
La estilizada silueta está complementada por la generosidad de los pantalones y mangas lazadas. Los drapeados flotantes están inspirados en el Hanfu, traje tradicional chino de donde se origina el famoso Kimono japonés. La tinta se chorrea por la espalda y base de los vestidos evoca el misticismo de las formas de las montañas de Guilin.
Blanco y negro, ciruela y verde imperial estan puntualizados con brotes de magenta y amarillo solar. El jersey constituye la base del cuerpo, el gazar otorga dimiensión, mientras el saten y la gasa brindan vaporosidad a las prendas.
Los ornamentos que llevan los trajes son auténticas esculturas de escamas o tubos de acero con pirita y cristales que hacen un homenaje al trabajo de Maria Pergay.
A parte de sus usuales referencias artísticas y orientales, Stephane Rolland tomó como musa a la legendaria modelo Carmen Dell'Orefice; su silueta elongada como el trazo de tinta y su elegante cabellera blanca, gráfica y escultural.
