A los 26 años, aún prácticamente desconocido en el mundo de la moda, Nicolás Ghesquière pasó a ser el director creativo de la legendaria casa Balenciaga. El prometedor artista sólo tenía un año de edad cuando en 1972 Cristóbal Balenciaga, el diseñador que describió a Dior como “el maestro de todos nosotros”, murió.
Al parecer, el jóven diseñador tenía mucho trabajo por hacer. A pesar de que nunca tuvo estudios formales de moda, Ghesquière comenzó a adentrarse en ese mundo una edad precoz; trabajó para Agnes B y Corinne Cobson, cuando aún estaba en el colegio. A los 19 años trabajó con Jean Paul Gaultier, luego en Thierry Mugler y más adelante fue jefe de diseño en Trussardi. Al mismo tiempo, hacía diseños para una licencia japonesa de Balenciaga y fue entonces cuándo fue descubierto su inigualable talento.
Jennifer Connelly como imagen de su campaña Primavera/Verano 2008
Nicolás Ghesquière utiliza el dialogo de los extremos. Muestra la división de un cierto estilo cerebral y arquitectónico, lo combina de manera experta y lo contrasta con ornamentación exagerada. Pero sus colecciones parecen jugar con las percepiones binarias opuestas dentro de la historia de la casa Balenciaga: pasado y presente, couture y ready-to-wear, austeridad y exceso. Todo esto apunta su interés por absorber el pasado sin copiarlo, sin apegarse a él nostálgicamente, y también por no dejar de lado la idea de conciencia colectiva.
Entre otros reconocimentos, Ghesquière recibió el premio Vogue/VH1 como diseñador de vanguardia en el 2000. El año siguiente, el grupo Gucci compró la casa Balenciaga y Ghesquière lanzó una linea de zapatos y carteras para la firma. En el 2002 una línea de ropa masculina se incorporó también a la marca.
Referencias: Fashion Now by Terry Jones & Avril Maier.
TASCHEN.